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En el Informe Mundial de Paludismo 2017 el organismo internacional calcula que murieron de 80 a 600 personas en 2016 e informa que está “apoyando respuestas a la emergencia” por esta enfermedad

La Organización Mundial de la Salud, en el Informe Mundial de Paludismo de 2017, anunció que está apoyando “respuestas de emergencia a la malaria en Nigeria, Sudán del Sur, Venezuela y Yemen, donde las crisis humanitarias en curso plantean graves riesgos para la salud”, según hace constar en la página 18 de la evaluación anual. Con esta afirmación, admite por primera vez que existe una crisis humanitaria en el país.

El Programa Global de Malaria, en colaboración con el Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, está prestando atención a la situación de la malaria que presenta una configuración compleja en estos cuatro países. Este abordaje se hace solo cuando hay un desastre natural u otro ocasionado por el hombre, como resultado de un conflicto y en medio de crisis políticas.

“Esta mención aún no habla de la magnitud real. Se destaca que hay acciones especiales en cuatro países y que mandan cooperación técnica y recursos. Esto el gobierno no lo ha admitido”, denuncia el ex ministro de Salud, José Félix Oletta.

El informe señala que esta enfermedad aumentó 76% desde 2010 en Venezuela, a pesar de que en 1961 había declarado que se eliminó la transmisión en gran parte del territorio. Pero no revela cifras oficiales nuevas, según el especialista.

A partir de la publicación de los boletines epidemiológicos de 2016, por parte del Ministerio de Salud –luego de año y medio de silencio–, se sabe que en ese año se registraron 240.613 casos de malaria. El informe indica que el gobierno venezolano reportó un fallecido a causa de la malaria en 2016, pero la OMS calcula que en realidad murieron entre 280 a 600 personas ese año, lo cual agruparía conservadoramente 42,8% de las 700 muertes que la OMS calcula que hubo en la región.

“Siguiendo las recientes crisis políticas y económicas, la malaria reporta un aumento anual desde 2008”, señala el informe sobre Venezuela. Entre 2015 y 2016, los casos notificados aumentaron en el país en más de 76% (de 136.402 a 240.613), lo que supera a Brasil como el mayor contribuyente a la carga de la malaria en las Américas, y los casos informados en 2016 fueron los más altos en la historia del país, agregó la OMS en su informe de 2017 sobre el paludismo. Venezuela, en comparación con Nicaragua, Perú y Colombia donde la malaria va en franco ascenso, agrupa 83% de los afectados, pero en toda la región el país concentra 34,4%, la mayor cantidad de casos reportados, según el informe.

Si se toma la data oficial que cada país aportó y no los cálculos de la OMS, Venezuela agrupa 42,13% de los casos de paludismo, de los 571.038 reportados en la región, recalca Oletta.

Sin dinero. La OMS reporta que hubo una caída de 78% en el presupuesto destinado a la prevención. “La República Bolivariana de Venezuela no está actualmente elegible para el financiamiento del Fondo Mundial y eso hace que no recibir fondos de otras fuentes externas. Desde 2010, el gasto del gobierno en malaria ha variado; alcanzó casi 10 millones de dólares en 2015, pero en 2016 se redujo a aproximadamente un quinto de esta cantidad (2,2 millones de dólares), a pesar de que la malaria casi se ha duplicado durante ese tiempo”. También admite que el medicamento no llega al total de la población. “Aunque el tratamiento de la malaria es gratis en el sector público de salud, la disponibilidad de medicamentos antipalúdicos es reducida”.

El número de personas protegidas por el IRS ha disminuido significativamente, de más de 2,7 millones personas en 2015 a alrededor de 30.000 personas en 2016”, cita el informe.

Fuente: El Nacional / Isayen Herrera