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En el hospital J. M. de Los Ríos en estos momentos hay fórmulas de inicio para los lactantes, y eso porque llegan a través de instituciones externas al Ministerio de Salud, ente que no suministra la leche desde hace aproximadamente un año; también los médicos cuentan con el cóctel de medicamentos para por lo menos dos meses.

Esto, sin embargo, no garantiza la atención a los bebés con infección de VIH, pues según la doctora María Graciela López, quien además forma parte de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), hay limitaciones para los diagnósticos y escasez de reactivos.

Por ejemplo, no tienen los químicos para la prueba Elisa, que se hace en niños mayores de 18 meses hijos de madres portadoras de VIH.

Ahora todos esos estudios se centralizan por el Instituto Nacional de Higiene (INH). Tampoco hay medios para hacer las cargas virales, los test de resistencia, tan necesarios para saber si el virus hizo o no resistencia al tratamiento.

“Todo esto se está haciendo de manera muy limitada porque no hay reactivos y falla la tecnología”, señaló la especialista, quien acotó que por eso la asistencia médica ha mermado.

En el J. M. de Los Ríos hay confirmados 260 casos de niños con la infección del VIH y en espera por diagnóstico, asimismo, hay otros 300 menores de dos años que nacieron de mamás portadoras de la enfermedad.

El resultado se descarta muy rápidamente en los infantes que están expuestos. No obstante, con las limitaciones del hospital resulta difícil hacerles seguimiento.

Y aunque en estos momentos cuentan con los tratamientos, la doctora sostuvo que igual es complicado hacer una evaluación transversal pues el programa tiene muchas interrupciones y no está disponible con relativa frecuencia.

“Sucede que en este momento histórico nos ha tocado ser agentes de denuncia, y alzar la voz en nombre de los pacientes, pues ese es un grupo en el que no todos se atreven a decir lo que está pasando, y más las mamás de pediatría, pues ellas son unas mujeres que tienen una posición muy débil y vulnerable. Entonces le toca a uno como infectólogo hablar, pues son casos muy delicados. Somos el único centro de referencia nacional, no podemos referir a los niños a otro lugar. Ahorita hay leche y medicinas para el virus, pero para las enfermedades oportunistas no hay, y eso es muy delicado”, expresó.

Pacientes en peligro

En el último comunicado de la SVI, hecho público el pasado 8 de diciembre de 2016 —y el cual firmaron las redes y ONG que agrupan a las personas con VIH y los médicos que atienden a pacientes con la enfermedad—, se informó que durante el último año se han agudizado los graves problemas de abastecimiento de tratamiento antirretroviral (ARV).

Señalaron que ha habido ausencias intermitentes de atazanavir, raltegravir, ritonavir, nevirapina, efavirenz, rilpivirina, tenofovir, emtricitabina y abacavir, lo cual pone en peligro la vida de las personas con esta patología, que además se exponen a cambios no programados del esquema terapéutico.

Los firmantes del comunicado alertaron que el desabastecimiento de medicamentos antirretrovirales y reactivos imposibilita el control de la epidemia del VIH/SIDA en el país, lo que dificulta el control de la transmisión del virus de la madre a sus hijos y en la población general.

“En los actuales momentos, Venezuela no cuenta con ninguno de los tratamientos para el VIH considerados de primera línea por las guías internacionales, lo que impide a las personas con VIH tener acceso a los avances de la ciencia y tecnología médica disponible en el mundo”, dijeron los firmantes, que se solidarizaron con las familias que sufren por la ausencia de fórmulas infantiles durante el primer año de vida.

“El no disponer del tratamiento antirretroviral limita la consecución de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) en el marco de la Agenda 2030, acuerdo suscrito por Venezuela en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas”. Por tanto, las más de 20 organizaciones vinculadas con el tema exigieron a las autoridades involucradas tomar las medidas pertinentes que garanticen la vida de los pacientes y control de la epidemia.

Publicado en Crónica Uno por Mabel Sarmiento